¿Has utilizado una rutina visual?… ¡la respuesta es SÍ! Nuestros calendarios y agendas son ejemplos perfectos y simples de las rutinas visuales que necesitamos para mantenernos organizados y controlar las expectativas sobre lo que sucede todos los días. ¡Tu hij@ también podría beneficiarse de esto!
Las rutinas visuales son herramientas útiles para l@s niñ@s, especialmente aquellos con desafíos de desarrollo o dificultades con la rutina y las transiciones. Proporcionan una representación visual de las actividades diarias, ayudan a los niños a comprender lo que viene a continuación, reducen la ansiedad y promueven una sensación de control (muy similar a lo que Google Calendar hace por nosotros, ¿verdad?). Las rutinas
visuales también mejoran las habilidades de comunicación, fomentan la independencia y fomentan la organización y la gestión del tiempo.
Aunque sabemos que las rutinas visuales son útiles, debemos implementarlas correctamente para que sean efectivas. A continuación te presento algunas tácticas para utilizar eficazmente las rutinas visuales con l@s niñ@s:
1. Imágenes simples y claras: Utiliza imágenes o símbolos claros y simples que representen cada actividad. Evita el desorden y elije imágenes que tu niñ@ pueda entender fácilmente. Si tu hij@ está en una etapa de lectura, también puedes incluir palabras o primeros sonidos de las palabras relacionadas con cada paso.
2. Consistencia: Procura que el cronograma sea consistente. Si deseas implementar rutinas específicas, utiliza el mismo formato, colores similares y símbolos todos los días para ayudar al niñ@ a establecer una rutina. Sin embargo, un horario visual básicamente se puede improvisar incluso en un trozo de servilleta siempre que sea necesario para evitar/disminuir la frustración o cualquier otro comportamiento aversivo.
3. Comienza con algunas actividades: comienza con una pequeña cantidad de actividades en el programa y agrega gradualmente más a medida que tu niñ@ se sienta cómodo. Personalmente, me gusta comenzar con un cronograma de primero y luego (por ejemplo, primero terminamos el rompecabezas, luego podemos jugar con la pelota) y ampliar progresivamente a 3-5 actividades más.
4. Ubicación visual: Coloca el horario visual en un lugar destacado y de fácil acceso para que tu niñ@ tenga acceso visual a él. Esto podría estar en una pared, una pizarra o incluso una tableta junto a ellos.
5. Utiliza fotografías reales: para determinadas actividades o tareas, utilizar fotografías reales de tu niñ@ o de los objetos reales involucrados puede hacer que el programa sea aún más identificable. Usar fotografías es ideal para implementar rutinas de cuidado personal, ayudarlos a prepararse para la transición a diferentes momentos del día, ayudarlos a completar una tarea desafiante o aversiva, etc. Si usar o imprimir las fotografías es complicado, no ¡No te preocupes! También se pueden utilizar los dibujos u otras imágenes relacionadas.
6. Asegúrate de completar la tarea: incluye "tiempo de limpieza" y/o tache la actividad del cronograma visual para ayudar a tu niñ@ a prepararse para el próximo cambio mientras tiene una sensación de finalización de la actividad anterior.
7. Utiliza cronómetros: Siempre que lo sientas necesario, incorpora cronómetros para indicar cuánto durará cada actividad. Esto ayuda a tu niñ@ a comprender el concepto de tiempo y gestionar sus expectativas. Esta táctica no debe implementarse si tu niñ@ está pasando sin problemas de una actividad a otra. Asegúrate de no abusar de tus “cartas mágicas”
8. Involucrar al niñ@: Siempre que sea posible, involucra a tu niñ@ en la creación o modificación del horario. Esto puede darles un sentido de propiedad y control.
9. Revisión y vista previa: Al inicio de la actividad o sesión, revisa el cronograma para establecer expectativas. Al final de la actividad o sesión, repasa lo que se logró y realiza una vista previa del siguiente cronograma, si corresponde.
10. Alterna con actividades de refuerzo positivo: alterna las actividades preferidas con las no preferidas si utilizarás el programa visual durante unos minutos, incluye reforzadores de alto impacto al final de cada programa y ten una meta motivadora que alcanzar hacia el final del programa visual.
11. Flexibilidad: si bien la coherencia es importante, también es fundamental ser flexible. A veces, pueden ocurrir cambios inesperados y está bien ajustar la rutina en consecuencia. Asegúrate de que estos cambios no se produzcan porque tu niñ@ se esté escapando de la tarea. Si la tarea es demasiado desafiante para ell@s, divídela en tareas más pequeñas que puedan completarse a lo largo de diferentes rutinas de actividades.
Recuerda que cada niñ@ es único, por lo que es importante observar cómo responden al programa visual y hacer los ajustes necesarios para satisfacer mejor sus necesidades individuales. Además, asegúrate de evaluar su estado de ánimo, nivel de energía y compromiso antes de incluir demasiadas actividades complejas dentro del mismo programa visual.
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